5 Al penetrar en la esencia del tejido, es inevitable mirar el paisaje y sorprenderse por la paradoja que plantea la mirada: el paisaje, a la inversa, empieza a percibirse como una abstracción del tejido. Es una vieja idea la de que, al fin y al cabo, el paisaje no es más que una extensión del tejido, un manto que cubre la tierra.
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